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La oxidación de metales

En la Naturaleza, la mayoría de los metales se encuentran en forma de óxidos. De esta observación se puede pensar que energéticamente los metales oxidados son más estables que los que tienen estado de oxidación cero y que la oxidación de metales es un proceso espontáneo, aunque sea lento. En otras palabras, los metales "prefieren" estar oxidados, pero al obtener la oxidación cero, los metales tardan en regresar a su estado "preferido".

Desafortunadamente, los óxidos de metales no tienen propiedades físicas como maleabilidad, tenacidad, dureza que sí tiene, por ejemplo, el hierro. El 95% en peso de la producción mundial de metales es de este metal, se utiliza para fabricar objetos como carrocerías de automóviles, barcos, vías férreas, tuberías, puentes, edificios, depósitos, entre otros. El inconveniente es que por acción del ambiente, se corroe.

En los países industrializados, las pérdidas económicas causadas por la corrosión son elevadísimas. Por ejemplo, en Estados Unidos de América se han estimado los costos derivados de este problemas en 26 sectores industriales en 276 000 millones de dólares por año.

En el caso de la corrosión, no solo el factor económico cuenta, también el costo ambiental que conlleva su producción. Para extraer el hierro de minerales, se necesitan altas temperaturas, para alcanzarlas, se usa carbón mineral que además proporciona monóxido de carbono necesario para su reducción. La quema de este combustible, emite al ambiente dióxido de carbono, un gas invernadero.

Tanto por el costo económico, como por el ambiental, se deben generar mecanismos para retardar lo más posible la oxidación del hierro.